Conectando con la energía...
Conectando con la energía...
Descubre la antigua sabiduría de sanación que conecta la energía universal con nuestro ser más profundo, un camino de luz que transforma vidas desde hace más de un siglo.
Hace más de cien años, en la sagrada quietud de Japón, un maestro llamado Mikao Usui redescubrió lo que hoy conocemos como Reiki: una antigua forma de sanación que conecta la energía universal con nuestro ser más profundo. Pero esta práctica no es nueva… es tan antigua como la vida misma.
Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha utilizado las manos como canales de amor y alivio. El Reiki nos recuerda que somos energía, y que cuando esta energía fluye en armonía, nuestro cuerpo, mente y espíritu encuentran equilibrio y paz.
Imagina por un instante cómo Jesús de Nazaret, con solo poner sus manos sobre las personas, devolvía salud, ánimo y esperanza a quienes se acercaban a Él. No hablamos aquí de compararnos con su grandeza, sino de reconocer que la imposición de manos es una forma universal de transmitir amor, consuelo y energía sanadora, presente en muchas culturas y tradiciones espirituales.
La imposición de manos ha sido siempre un puente sagrado entre lo divino y lo humano, entre la luz y la materia. El Reiki camina por esa misma senda: un acto de amor, humildad y servicio, en el que las manos no curan por sí solas, sino que se convierten en instrumentos como un CANAL DE SANACIÓN.
El Reiki es un bálsamo para el Alma
A través de suaves imposiciones de manos, permite:
Creando un estado profundo de calma y serenidad interior
Trabajando en todos los niveles del ser para una sanación integral
Potenciando la regeneración natural del cuerpo y la mente
Fortaleciendo las defensas naturales del organismo
Elevar la vibración y conectar con una mayor claridad espiritual, permitiendo que la luz interior se expanda y guíe cada paso en el camino de la vida.
Muchos de los que reciben Reiki sienten que su corazón se expande y su cuerpo se llena de una luz cálida y sanadora. Muchas personas describen esta experiencia como un abrazo de energía que calma la mente, acaricia el alma y reconecta con lo esencial: el amor que todo lo sostiene.
El Reiki no es una religión, sino un camino universal de luz y sanación. Es la sabiduría de lo simple, la pureza de lo esencial: colocar las manos, abrir el corazón y permitir que la energía fluya para recordarnos que nunca hemos estado separados de la fuente.
Reiki es recordar quiénes somos: energía, luz y amor en movimiento